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Teherán ya despejó las pocas dudas que quedaban

Las dudas que pudieran existir sobre las intenciones de Irán en materia militar han sido evacuadas por el propio Teherán en los últimos días. La primera noticia surgió al dar a conocer una nueva instalación subterránea de enriquecimiento de uranio en las proximidades de la ciudad religiosa de Qom, que estaba siendo construida de forma secreta y a espaldas de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA). La segunda, en lo referido a la exposición pública de su variado arsenal balístico.

Irán cuenta, desde hace algunos años, con capacidad misilística de combustible sólido. La primera etapa estuvo concentrada en el Fateh (Conquistador, en farsi) con un alcance de 193 kilómetros y en el Tondar 69 (Trueno), una versión del misil chino CSS 8, de 95 kilómetros. Una segunda categoría de mediano alcance, los Zelzal (Terremoto), de 400 kilómetros, y los Shahab 1 y 2 de 300 y 500 kilómetros respectivamente.

La tercera fase ha sido completada con el lanzamiento del Shahab 3 con un radio de acción de 1.200 a 2.000 kilómetros. Las autoridades iraníes han enfatizado la capacidad de precisión y efectividad de los nuevos lanzamientos.

Se ha indicado, asimismo, que los misiles han sido manufacturados por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica o Pasdarán, que depende directamente de la jerarquía religiosa, y que tiene la responsabilidad adicional de conducir el desarrollo del programa nuclear.

Desde el punto de vista técnico, el lanzamiento del Shahab 3 sólo demostraría, por el momento, la nada desdeñable disponibilidad de poner en el espacio satélites de observación y de teledetección de blancos. Su efecto como misil pasaría por dos etapas adicionales, de navegación y de reentrada en la atmósfera con la carga capaz de dar en el objetivo y ocasionar el daño que se pretenda.

Estas dos capacidades de cálculo y guiado difícilmente Irán las posee en la actualidad. En particular, la última que presupone una variedad de aspectos complejos relacionados, entre otros, con la temperatura de reingreso con una carga nuclear.

Nuevo reto

Sin embargo, los lanzamientos efectuados constituyen un nuevo reto a las preocupaciones de la comunidad internacional. Estos misiles con carga convencional no tendrían ningún sentido. Consecuentemente, su vinculación al programa nuclear resulta inevitable.

Es de lamentar la nueva decisión iraní a pocos días de una nueva ronda de reuniones entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y Alemania (5 más 1) en aras de una solución diplomática a la continua resistencia de Teherán de someter sus instalaciones al mecanismo de salvaguardias del OIEA con objeto de que, como todo otro Estado con tecnologías similares, Irán incluya sus instalaciones de enriquecimiento de uranio al control internacional para asegurar que integran exclusivamente las necesidades de combustible del programa nuclear energético.