La polémica designación de Roberto Ahuad al frente de la embajada argentina en Siria desnudó algunas falencias en el proceso de nombramiento de los diplomáticos argentinos.
En su edición de ayer PERFIL infomó que el flamante diplomático argentino fue el organizador de una marcha de repudio frente a la embajada israelí en enero en Buenos Aires, ocasión en la que se refirió a Israel como un “estado terrorista” que “ejerce el genocidio”. Al conocer esas declaraciones, los senadores que aprobaron el pliego se mostraron sorprendidos.
“Si eso es cierto, entonces es una barbaridad, no lo comparto y ofrezco mi repudio. No conocía los antecedentes de esta persona”, aseguró ayer José Pampuro, presidente provisional del Senado e integrante de la Comisión de Acuerdo que el miércoles aprobó la candidatura de Ahuad. Fue sólo un día después de que el presidente israelí dejara la Argentina.
El desconcierto de Pampuro, máxima autoridad kirchnerista en la Cámara alta, fue compartido por el radical Gerardo Morales. “Esta semana vamos a solicitar la ampliación de antecedentes porque el gobierno ha ocultado información del postulante –advirtió el titular de la UCR–. En la Comisión de Acuerdos no hemos contado con la información que apareció publicada en el diario PERFIL”. La misma sorpresa mostró la senadora del peronismo disidente, Sonia Escudero, que reconoció desconocer los antecedentes de Ahuad y aclaró que el proceso de su designación no tuvo ninguna objeción por parte de las organizaciones judías.
Ocurre que Aldo Donzis, presidente de la DAIA, también se enteró de ese nombramiento cuando fue consultado por PERFIL. “Veríamos con buenos ojos que ese lugar sea ocupado por un embajador de carrera para colaborar con el proceso de paz”, aseguró.
Frente a tanta falta de información, el pliego de Ahuad no tuvo ningún freno. Nadie le preguntó al nuevo embajador argentino si seguía pensando que “el estado de Israel aplica el terrorismo de estado y el plan de exterminio como lo hacía la dictadura argentina”, algo que había declarado en medio de la guerra entre Israel y el Líbano a mediados de 2006.
Nadie le consultó, tampoco, si todavía sostenía que era “una injusticia” calificar a Hezbolláh como una organización terrorista, tal como declaró hace tres años. “Es un grupo de resistencia, con vocación y voluntad política que nació como una entidad de ayuda asistencial”, advirtió entonces. Para la justicia argentina, sin embargo, Hezbolláh está acusada de haber participado en la organización del atentado a la AMIA en el que murieron 85 personas hace 15 años.
“Me cuesta creer que un argentino de bien pueda apoyar a un gobierno como el de Israel”, dijo en enero Ahuad, cuando protagonizó la mayor protesta contra Israel en la Argentina. En ese momento, dijo que estaba “orgulloso” de contar con el respaldo del piquetero ultrakierchnerista Luis D’Elia y sus seguidores que “tienen la valentía de desafiar un lobby tremendo, el sionista, que opera con las centrales económicas, políticas y de prensa”.