PRENSA

Atenta a la cumbre, la Argentina negó tensiones con Lula

En el mismo momento en que el líder palestino Mahmoud Abbas cruzaba la puerta del despacho presidencial en la Casa Rosada, la diplomacia argentina monitoreaba minuto a minuto la cumbre entre los presidentes de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en el Palacio de Itamaraty.
La reunión en Brasilia no pasó inadvertida para la Argentina: según supo LA NACION de altas fuentes oficiales, el gobierno de Cristina Kirchner, que está enfrentado con el régimen de Ahmadinejad, encendió ayer una luz de alerta por el encuentro, en el que Lula tendió un puente de diálogo con Teherán y apoyó su plan nuclear con fines pacíficos.
El motivo de la inquietud oficial responde a la tensión que existe entre la Argentina e Irán como consecuencia de la causa AMIA, a partir de la cual pesa sobre casi una decena de funcionarios y ex funcionarios iraníes un pedido de captura internacional.
Más allá de esto, la posición que se extendió de manera unánime en la cancillería que conduce Jorge Taiana fue que Brasil adoptó ayer el papel que le toca y que puede tener en el escenario internacional: el de un interlocutor validado por Estados Unidos para intentar atemperar las tensiones entre Occidente y el mundo islámico.
Según las fuentes consultadas, la reunión entre Lula y Ahmadinejad estuvo en la agenda de conversaciones entre el mandatario brasileño y la Presidenta durante el encuentro que mantuvieron en Brasilia hace una semana. «Nosotros sabíamos el tono que iba a tener la reunión», dijo a LA NACION un alto miembro de la diplomacia argentina.
En el Palacio San Martín procuraban ayer desacreditar la hipótesis de que la actitud aperturista de Lula respecto de Irán implica una afrenta o un desconocimiento de la tensión entre la Casa Rosada y Ahmadinejad. Esta hipótesis había sido mencionada incluso en Brasil, donde el gobernador de San Pablo, el candidato presidencial opositor José Serra, opinó que Lula debería haber consultado con la Casa Rosada (ver Pág. 2).
Fuentes cercanas a Taiana reconocieron que el vínculo argentino con Irán, más allá del canal de diálogo que abrió Lula, atraviesa un momento de fuertes tensiones. Y explicaron que la relación continuará así hasta que Teherán no cumpla con las requisitorias judiciales de Buenos Aires sobre nueve iraníes que ocuparon altos mandos en el gobierno de Teherán.
«Tenemos una representación con un encargado de negocios, pero la relación está en el mínimo nivel. Estamos a un paso de romper la relación», dijo un alto funcionario de la Cancillería.
El momento de mayor tensión con Irán fue en agosto de este año, cuando Ahmadinejad designó como ministro de Defensa a Ahmad Vahidi, uno de los acusados del atentado contra la AMIA, que es buscado por Interpol. Su nombramiento provocó la «más enérgica condena» del gobierno argentino.
La Cancillería afirmó que aquella designación constituía «una afrenta» a los tribunales nacionales y a «las víctimas del brutal atentado terrorista» de 1994, en el que murieron 85 personas. Hace casi tres años, la Justicia pidió la captura internacional del ex presidente de Irán Ali Akbar Rafsanjani y de otros ocho funcionarios. Entre ellos está Vahidi.Teherán hizo saber que no planeaba entregarlos.
Ayer, el fiscal Alberto Nisman, que investiga el atentado a la AMIA, cuestionó el encuentro de Lula con el mandatario iraní. «Ahmadinejad es presidente de un régimen que protege a los acusados por el atentado en la AMIA. Los protege, no los entrega a la justicia argentina y encima les da inmunidad y cargos diplomáticos», manifestó Nisman, que calificó la situación como «muy grave para el país».