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Proponen rescatar el relato humano para abordar el Holocausto

N o se trata de un tema más del programa de historia, y no sólo porque desde La lista de Schindler en adelante vimos retratadas en la pantalla grande múltiples historias relacionadas. Tampoco resulta simple de abordarlo en la escuela, y no sólo porque fue un acontecimiento histórico que implicó algo más que seis millones de judíos muertos.

Se trata, en cambio, de poner en práctica una metodología que permita abordar el Holocausto desde diferentes dimensiones, contar quiénes fueron las víctimas y también los victimarios, qué pasó antes, durante y después y poner de manifiesto que fue un hecho universal.

En esa línea trabaja la Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto, del museo Yad Vashem, que se encarga de difundir su metodología de enseñanza a docentes y alumnos de todo el mundo. Son cuatro puntos básicos: «La personificación de las víctimas, el establecimiento de un eje cronológico, el conocimiento de los protagonistas y la presentación de una perspectiva judía y otra universal asociada a los derechos humanos», explicó Mario Sinay, director del Departamento de Habla Hispana de la Escuela.

La filosofía educativa de Yad Vashem propone contar la historia de la Shoá a través del relato humano. «Hay que rescatar los rostros de la pila de cadáveres, conocerlos, saber sus nombres, quiénes eran, qué fue lo que se perdió, qué soñaban», aseguró Sinay. Y no alcanza con estudiar sólo quiénes fueron esas víctimas, hay que indagar también acerca de los perpetradores y los observadores pasivos, comprender cómo era el mundo judío antes de la Segunda Guerra Mundial y qué pasó una vez finalizada con aquellos que sobrevivieron.

Verónica Kovacic, docente de Historia del colegio secundario León XIII y ex becaria de Yad Vashem, contó su experiencia en el aula: «Trabajo con el libro La noche de Elie Wiesel, donde él relata su estadía en el campo de concentración siendo adolescente. Tendría 16 ó 17 años. Y, cuando se lo personifica, se da cuenta de las actividades que hacía, de su relación con la familia, los amigos, los proyectos de vida, se entra en contacto con su historia». La repercusión con los alumnos es «altamente significativa porque si bien es un tema del que se conoce mucho, cuando uno profundiza cada vez son más los contenidos que no sabemos», advirtió la profesora.

Por eso, es común que los docentes se encuentren con concepciones erradas acerca del Holocausto: «Insistir en el número seis millones que es imposible de captar por nuestros alumnos; descontextualizar la Shoá de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial; y enseñarla sólo desde una perspectiva judía en marcos no judíos, en vez de hacerlo desde la visión universal, resaltando los valores humanos, la ética y la moral, la democracia, la tolerancia», reconoció el director del Departamento de Habla Hispana.

Desde esta perspectiva también trabaja el programa «Educación y memoria» del Educación de la Nación, que combina varios ejes como Holocausto, Terrorismo de Estado, Guerra de Malvinas y Movilizaciones sociales.

«El Holocausto entra dentro de la preocupación por la enseñanza de la historia reciente, de la idea de que los derechos humanos son conquistas sociales», sostuvo Federico Lorenz, coordinador del programa que capacita a docentes de todo el país.

«Intentamos dar elementos a partir de los cuales pensar la época: fuentes documentales, literarias y fotografías, elementos para pensar el pasado y recursos para su enseñanza», señaló el historiador.

«El Holocausto habla de la necesidad de mantener la humanidad en el hombre ¬indicó Kovacic¬.

Todos tenemos una responsabilidad para con los otros en la sociedad y no podemos ser indiferente frente a esto».

Lecturas sugeridas
Las actividades para realizar en el aula son múltiples y varían de acuerdo a la edad de los alumnos.

«Proponemos conocer relatos personales reales de sobrevivientes que fueron niños durante la Shoá a través de
Quería volar como una Mariposa, la historia de Jana Gofrit. También sugerimos otros textos como
Una hija así quisimos, la historia de Marta Goren; o la lectura de escritos de jóvenes como
Diario de Praga , de Peter Ginz; E
l cuaderno de Rutka , de Rutka Laskier; o
El gueto de Varsovia , de Mary Berg», sugirió Mario Sinay.

Además, para el trabajo en clase existen otros materiales como
La maleta de Hana, El niño de pijamas de rayas
y otros que incluyen arte, poesía, películas y también fotografías.

En busca del conocimiento

Más de 200 docentes de todo el país ya viajaron a Israel y a los Estados Unidos como parte de la convocatoria que realiza el Museo del Holocausto de Buenos Aires para participar de los seminarios internacionales sobre la temática.

«El llamado se realiza a través de Internet para todos los educadores que quieran capacitarse y profundizar los conocimientos acerca del Holocausto», explicó Graciela Jinich, directora de la institución judía local, que también organiza cursos en diferentes ciudades de la Argentina.

Para los maestros y profesores «es una oportunidad de asegurar, una vez más, que el estudio del Holocausto es un tema universal», señaló Jinich. Y destacó que luego de viajar, los becarios vuelven con la «necesidad de plasmar lo aprendido en el aula y aceptar el desafío de enseñarlo para poder decir nunca más».