La reina Beatriz de Holanda inauguró ayer una sala especial en la “Casa de Ana Frank”, donde se exhiben, por primera vez, todas las anotaciones del diario de la niña judía en un mismo lugar: la casa en la que se ocultó de los nazis en Amsterdam. El acto fue realizado en el marco del 50º aniversario de la casamuseo, ubicada sobre la calle Prinsengracht 263. El ex primer ministro holandés Wim Kok, quien preside el Consejo de Vigilancia de la Fundación Ana Frank, recordó que la casa casi fue derribada tras la Segunda Guerra Mundial. “Varios habitantes inteligentes de Amsterdam” –dijo Kok– evitaron la demolición junto con el padre de Ana, Otto Frank, y el respaldo de Estados Unidos, quienes lograron que una inmobiliaria entregara la casa a la fundación, que la abrió como museo el 3 de mayo de 1960. En ese lugar, desde hace varios años, se encuentra el diario de Ana Frank, con tapa de cuadritos rojos y blancos. Para muchos, es considerado su verdadero diario, pero la joven, que huyó con su familia de Alemania a Holanda, también anotó sus experiencias en su escondite entre 1942 y 1944 en otros lugares.
Poco después de la detención de la familia Frank, las dos mujeres que ayudaban a la familia, Miep Gies y Bep Voskuijl, evitaron que estos papeles quedaran en manos de los nazis arriesgando su propia vida. Después de la guerra, Gies se los dio al padre de Ana, Otto, el único miembro de la familia que sobrevivió a los campos de concentración y exterminio alemanes.
Otto publicó luego algunas de las anotaciones, que se hicieron famosas como El diario de Ana Frank. El resto fue guardado por Otto, y al morir en 1980 los legó al Instituto Holandés de Documentos de Guerra.
Hace poco, los escritos fueron entregados al museo, que recibe un millón de visitas al año, para que la gente pueda ver todos los originales.