PRENSA

Lula aterrizó en Irán para probar sus dotes de negociador con Ahmadinejad

Luiz Inácio Lula da Silva se calzó ayer el traje de súper héroe y voló para encontrarse con el enemigo número uno de Occidente. Lula le dará la mano a Mahmoud Ahmadinejad y todo el mundo estará observando, atento, cada movimiento. El desembarco del presidente de Brasil a Teherán ha generado muchas suspicacias. “¿Qué es lo que va a buscar Lula a Irán?”, se preguntó, por caso, la revista Foreign Policy esta semana. La duda se develará hoy, cuando el brasileño muestre sus cartas.
Las gestiones de Lula también despertaron interés en los centros del poder mundial. Fueron calificadas como una señal de “última oportunidad” para Teherán, tanto por Estados Unidos como por Rusia. Mientras que China, la Unión Europea y los países árabes también se mostraron ansiosos por conocer el final de esta historia. Las expectativas que ha generado el sudamericano son altas. Muy altas.
Sobre el controvertido plan nuclear iraní, Lula ha manifestado posiciones que no coinciden con Washington. Ha defendido las actividades atómicas iraníes y el derecho de Teherán a la energía nuclear y ha repetido en numerosas ocasiones que nuevas sanciones serían contraproducentes e ineficaces. Brasil, incluso, se abstuvo de condenar al régimen iraní en la Cumbre de Seguridad Nuclear, que se realizó en abril en los Estados Unidos.
En ese marco, el plan diseñado por Itamaraty busca impulsar a Brasil como el principal negociador entre Irán y Occidente. Pero no se trata de una movida menor. Turquía, que es a la vez un aliado de los países occidentales y tiene relaciones cercanas con sus vecinos musulmanes, se ha ofrecido en numerosas ocasiones como un tercer país para negociar con Teherán, pero no ha tenido éxito.
Ocurre que Irán se ha negado reiteradamente a la idea de entregar su uranio antes de recibir el combustible necesario para su reactor de investigación. Ahmadinejad sostiene que su país busca desarrollar tecnología nuclear con fines pacíficos. Pero se niega a recibir inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Para acercarse a Irán, Lula envió señales. El brasileño criticó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas porque “es parte del pasado” y representa “un mundo que ya no existe”. También se refirió a las falencias que ese organismo tiene para resolver el interminable conflicto en Medio Oriente, al no respetar las opiniones de todos los actores. “No es posible que la ONU mantenga el Consejo de Seguridad representado por intereses geopolíticos de la Segunda Guerra Mundial y no tenga en cuenta los cambios que ocurrieron en el mundo”, disparó Lula.
Esas palabras fueron música para los oídos de Teherán y abrieron la puerta para que Lula hoy llegue a suelo iraní. ¿Serán también la clave que destrabará el principal conflicto internacional de la actualidad?