Miles de israelíes se sumaron ayer a una marcha por la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, cautivo en manos de Hamas desde el 25 de junio del 2006. La manifestación partió desde el poblado Mitzpé Hilá, al noroeste de Israel, y recorrerá gran parte del país hasta llegar dentro de 12 días a Jerusalén, donde se concentrarán frente a la residencia del jefe de Gobierno, Benjamin Netanyahu.
Noam y Aviva Shalit, los padres del soldado que no ha recibido visitas de ninguna organización internacional durante su cautiverio, habían guardado un perfil bajo durante los cuatro últimos años, dando chance a la política de tratativas silenciosas y secretas.
“Hoy comenzamos un largo y arduo camino. Sólo regresaremos con Gilad”, dijo Aviva al comenzar la marcha. Y para que esto se concrete, instan a Netanyahu a liberar a terroristas palestinos que fueron responsables de atentados multitudinarios en 2002 y 2003.
La decisión de romper con la política de bajo perfil que caracterizó a la familia está relacionada con el cuarto aniversario, pero no menos con las decisiones de Netanyahu, que dejaron a Israel sin cartas a jugar a cambio de la liberación de Shalit, según explica Shimshom Libman, director de la campaña por la liberación: “Espero que esta marcha sea nuestra flotilla”, dijo, en relación al reciente ataque israelí de la Flota de la Libertad, que originó un repudio mundial y un alivio del bloqueo sobre Gaza.
“Por culpa de la flotilla, el Estado renunció repentinamente a todas las medidas de seguridad de las cuales tanto se jactaba: el bloqueo sobre Gaza y la detención de terroristas de Hamas en nuestras prisiones”, dijo.
Por su parte, el premier Netanyahu declaró que “el gobierno prosigue con sus esfuerzos permanentes para lograr la liberación de Gilad Shalit” y llamó a la comunidad internacional a apoyarlo.
Israel y Hamas se culpan mutuamente del fracaso de las negociaciones sobre un canje de prisioneros, que son llevadas a cabo a través de Egipto y de un mediador alemán.