Se ha inaugurado por 17º vez en Estonia el juego deportivo ‘La marcha de Erna’, un acto de glorificación del batallón Erna, un destacamento especial de las Waffen SS que estaba compuesto por legionarios estonios durante la Segunda Guerra Mundial.
El Ministro de Defensa de Estonia, Jaak Aaviksoo, abrió este juego deportivo que está dedicado a la marcha de los destacamentos fascistas. Este año en el acto de glorificación de los legionarios de las tropas nazis, que se celebrará desde el 4 hasta el 7 de agosto, van a participar equipos de Finlandia, Suecia, Bélgica, Lituania y por supuesto Estonia.
Los equipos deben recorrer una distancia de 150 kilómetros: desde la capital estonia, Tallin, hasta una base militar, repitiendo el desplazamiento que hizo este grupo especial en 1941 durante la II Guerra Mundial.
Muchos países consideran que es un acto de glorificación del nazismo, mientras varios representantes del Gobierno de esta nación báltica ya han expresado su apoyo a esta actividad.
Glyn Ford, ex miembro del Parlamento Europeo, menciona en la entrevista a la cadena RT sobre el objetivo de estos juegos en relación con el pasado y por qué las autoridades del país báltico lo apoyan.
Ford opina que eventos de este tipo no serían posibles en otro país. «Lo principal es que este acto cuenta con el apoyo de las autoridades estonias. Esto demuestra que el Gobierno quiere cooperar políticamente con los organizadores del juego. Y lo intentan asociar con deportes extremos cuando en realidad está basado en la colaboración con los nazis durante la Segunda Guerra mundial», señala el ex miembro del Parlamento Europeo.
Ford cree que la mayoría absoluta de los europeos no está a favor de eventos de este tipo. «En general en la Unión Europea hay gente que simpatiza con el nazismo, pero son muy pocos. No puedo imaginar otro país donde un evento de este tipo tenga apoyo del Gobierno o de la población», dijo Ford.
Aún así, el Gobierno de Estonia ofrece en sus páginas web oficiales información falsa sobre el batallón fascista Erna orientada a justificar los crímenes nazis y presentarles como héroes. Así, las páginas de la embajada de Estonia y de la organización Erna son ejemplos de falsificación y manipulación de datos históricos.
Por ejemplo, el politólogo estonio Rein Ruutsoo, denominado por algunos oficiales estonios ‘el profesor rojo’, ha acusado abiertamente al Gobierno de Estonia de intentos de falsificar y reescribir la historia de la II Guerra Mundial, y de glorificar los crímenes nazis.
El destacamento especializado llamado batallón Erna se encontraba bajo la jurisdicción del 18º Ejército alemán y estaba compuesto por estonios que estaban especialmente entrenados en Finlandia. En total, según los datos históricos, de 50.000 a 70.000 estonios se enrolaron en las Waffen SS, cuerpos militares especiales establecidos por los fascistas alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.