PRENSA

Rescatados del olvido

Pudieron haberse desentendido, pero actuaron arriesgando trayectorias y dejando de lado la comodidad de sus cargos como representantes diplomáticos del gobierno de Francisco Franco en diversos países europeos durante la Segunda Guerra Mundial. Un accionar que salvó a miles de judíos de la política de exterminio implementada por Hitler, pero que se mantuvo semioculta durante años. Hasta que llegó a oídos de Yitzhak Navon, quinto presidente de Israel, quien pensó que “la virtud de la justicia exigía develar esta historia en la que lo oculto es más abundante que lo que está descubierto”, y propuso una investigación. Los resultados están a la vista en la muestra itinerante “Visados para la libertad”, en el Museo del Holocausto de Buenos Aires. La exposición es un homenaje conjunto del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y la Casa Sefarad Israel, ambos de España, a sus cónsules, embajadores y colaboradores que intercedieron por los judíos ante las autoridades alemanas, otorgándoles una visa para que, vía España, escaparan del horror de los campos de concentración. El régimen nazi premiaba con medio kilo de azúcar –artículo muy preciado en esos años– a quien denunciaba a un judío, pero quien lo escondía podía ser castigado con la muerte.