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Irán: ultras desplazan al moderado Rafsanyani Teherán

Presionado por los ultras, el expresidente iraní Akbar Hashemi Rafsanyani perdió ayer un puesto clave en las estructuras de poder, al verse obligado a abandonar la presidencia de la influyente Asamblea de Expertos. El ala conservadora, que ampara al presidente negacionista Mahmud Ahmadineyad, le reprocha su apoyo al movimiento reformista.

Rafsanyani (que tiene pedido de captura en la Argentina por su supuesta implicancia en el atentado a la AMIA) debió ceder el cargo al ayatolá Mohamad Reza Mahdavi Kani, religioso conservador de 80 años, que dirigirá la Asamblea de Expertos Religiosos, cuyos 86 miembros nombran y, eventualmente, pueden destituir al guía supremo, actualmente el ayatolá Alí Jamenei. Mahdavi Kani fue primer ministro durante un año después de la revolución islámica de 1979.

Rafsanyani, de 76 años, que dirigía la Asamblea de Expertos desde hacía cuatro años, anunció antes de la votación para renovar la dirección del organismo que no se presentaría en caso de candidatura del ayatolá Kani.

No obstante, el ex presidente sigue ocupando otro cargo importante del régimen, la presidencia del Consejo de Discernimiento, encargado de aconsejar al guía supremo y de oficiar de árbitro en caso de litigio entre el Parlamento y el Gobierno.

Revolucionario histórico, Rafsanyani -considerado a fines de los años 1980 y principios de los 90 como el hombre fuerte del régimen iraní- criticó regularmente a Ahmadineyad, que lo derrotó en la elección presidencial de 2005. Fue presidente del Parlamento en los años 80 y presidente de la república islámica durante ocho años, de 1989 a 1997.

Considerado pragmático y más bien moderado, Rafsanyani es desde hace varios meses blanco de una ofensiva política de los ultraconservadores, que le reprochan su apoyo a la oposición reformadora durante la crisis que siguió a la reelección del presidente Ahmadineyad en junio de 2009.

En los últimos meses, Rafsanyani se distanció paulatinamente de la oposición y en ciertas ocasiones condenó las manifestaciones opositoras. Pero esas declaraciones no fueron suficientes para los ultras.