El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí afirmó ayer que consideraría «gravísima» una negociación entre la Argentina e Irán para suspender las investigaciones sobre los atentados de 1992 y 1994 contra sedes judías en Buenos Aires a cambio de acuerdos comerciales.
«Estamos a la espera de una reacción oficial de la cancillería argentina. De confirmarse, el informe sería gravísimo y constituiría una manifestación de infinito cinismo y deshonor a los muertos», afirmó el vocero del Ministerio de Exteriores, Yigal Palmor.
Esta fue la reacción de Israel ante una información publicada anteayer en el diario Perfil, donde se detallaba que el gobierno argentino podría haber negociado con Irán «el olvido» de las investigaciones sobre la autoría de los atentados a cambio de relanzar un intercambio comercial con el régimen persa valorado en 1200 millones de dólares. Si bien todo lo allí alegado no tiene confirmación oficial, el tema causó conmoción en Israel a tal punto que en la cancillería israelí podrían estar considerando la cancelación de la visita que tenía previsto realizar la semana que viene el canciller Héctor Timerman a Israel.
Por ahora, la cancillería argentina se mantuvo en silencio. Ayer, LA NACION intentó recabar información del gobierno argentino y del canciller Timerman, pero no hubo respuestas.
Por su parte, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores Yigal Palmor dijo a LA NACION: «Nosotros no tenemos ninguna confirmación y todavía no nos ha llegado ninguna reacción de la cancillería argentina, por lo cual vamos a esperar una reacción oficial».
Pero anoche el portal del diario Haaretz citó fuentes no identificadas en la cancillería en Jerusalén atribuyéndoles haber dicho que «se está estudiando» la cancelación de la visita de Timerman. «Si la información fuera cierta, sería muy grave», dijo Palmor. «Sería un insulto a la memoria de las víctimas», añadió el funcionario.
En el atentado contra la embajada de Israel, perpetrado el 17 de marzo de 1992, murieron 29 personas (20 de ellas argentinos y el resto, diplomáticos israelíes), y 250 personas resultaron heridas. En el atentado contra la AMIA, en julio de 1994, el cruento saldo fue de casi 90 muertos, todos argentinos.
«Estamos a la espera de un comentario oficial de la cancillería argentina», dijo Palmor, agregando que la esperanza es que se trate de una «desmentida categórica y convincente».
«Si llega esa desmentida, no va a haber problema. Pero si sigue la ambigüedad o se confirma la información, lo cual es peor, esto por supuesto no dejará de ensombrecer la visita del ministro Timerman.»
Cabe recordar que según la información de Perfil el propio Timerman habría participado activamente en los contactos secretos de cara a un cambio en la relación con Irán.
Uno de los israelíes que vivieron más de cerca las primeras impresiones tras aquellos atentados fue el hoy diputado Avi Dichter, del partido opositor Kadima, que inmediatamente después de la explosión de la embajada de Israel viajó a Buenos Aires a ayudar en la investigación, en su calidad de alto oficial en el Servicio de Seguridad de Israel Shin Bet.
LA NACION preguntó a Dichter qué sintió al leer las noticias sobre el tema, ayer, en la prensa local: «Sentí lástima. Sentí que si las informaciones publicadas son ciertas hay que tener lástima por el pueblo argentino porque alguien decidió por él decir que los iraníes no les hicieron nada aunque está clarísimo que quien colocó el coche bomba en Arroyo y Suipacha, junto a la embajada de Israel, sabía claramente que con la explosión serían alcanzados muchos argentinos, tal cual sucedió también en la AMIA», expresó.