PRENSA

Fundación Tzedaká brinda talleres a los sobrevivientes del Holocausto

Creada hace veinte años con un enfoque centrado en la educación, hoy la organización se ocupa de facilitar también el acceso a la salud, la vivienda, el trabajo digno y la vejez sin apremios.

La Fundación Tzedaká surgió en 1991 con la misión de brindar protección a los miembros más necesitados de la comunidad. Dada la vastedad de las problemáticas afrontadas por sus programas sociales y la cantidad de beneficiarios que atiende, hoy constituye la principal institución de ayuda social de la comunidad judía de la Argentina y un alto referente entre las organizaciones solidarias nacionales. De hecho, con sus programas Asistencia Básica, Educación, Niñez, Vivienda, Salud, Vejez, Sociedad y Voluntariado proporciona ayuda directa a más de 11.000 personas en la Argentina.

Ello también es posible gracias al apoyo de más de 6.400 donantes particulares, empresas e instituciones que colaboran con la fundación, y a los convenios programáticos suscritos con el Estado nacional, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires y diversas organizaciones sociales.

“Se nos pregunta por qué tenemos tantos ejes de trabajo y eso tiene que ver con la concepción integral con la que trabajamos. A veces, para sacar a una familia de una situación de necesidad, de urgencia, no basta con una sola ayuda, un alimento, un medicamento, sino que son un cúmulo de situaciones que en forma concatenada hay que ir atendiendo”, señala Mirna Szulmajster, directora ejecutiva de la fundación.

UNO A UNO. En materia de educación, los programas apuntan a la retención escolar, en especial en el programa para adolescentes, que se basa en becas y en una estructura pensada para facilitarles el transporte, la comida, los materiales de estudio, clases de apoyo, tratamiento psicológico en caso de ser necesario y tutorías, articulando recursos a fin de que los chicos permanezcan en el marco educativo y avancen en su educación formal.

Algo que distingue a los programas de la fundación es que cada uno tiene una evaluación y un seguimiento “uno a uno” de los niños y sus familias, para detectar cuestiones que puedan dificultar el proceso educativo, como la problemática del trabajo infantil.

En el ámbito de la escuela secundaria, los programas giran en torno de dos grandes líneas: una se refiere a los estudiantes que tienen posibilidades de seguir estudios universitarios mediante becas, y la otra, a la formación en oficios, para que los jóvenes puedan tener una salida laboral digna. Así, por ejemplo, en la zona de Tigre la fundación ha trabajado con oficios relacionados con el turismo; en la Ciudad de Buenos Aires, con otros vinculados con la informática, la imprenta y las tareas administrativas para prepagas.

“El gran desafío es entender cuáles son los oficios que tienen salida laboral en el mercado”, apunta Szulmajster.

Al efecto, la organización ha sellado alianzas con empresas, universidades e instituciones de enseñanza terciaria.

VÍNCULOS. Fundación Tzedaká mantiene, en materia de empleabilidad, una alianza con AMIA, que cuenta con bolsa de trabajo. Por su parte, Tzedaká sustenta un programa específico como complemento de dicho recurso. Se trata de un programa de empleo subsidiado, cuyo objetivo principal es el vínculo con las empresas para que empleen beneficiarios de la red, a la vez que reciben como incentivo algún beneficio en los primeros seis meses de contratación.

Eso facilita la empleabilidad a mediano y largo plazo; es decir, no sólo conseguir el empleo, sino mantenerlo en el tiempo.

La fundación es una organización de conducción mixta, es decir, con profesionales y voluntarios. Cuenta con técnicos que elaboran los programas en las diversas áreas, que no hacen más que dar respuesta a las situaciones que atraviesa la población que la organización atiende; y recibe supervisiones externas.

“No eran los mismos los programas del 2002, donde uno debía atender una emergencia, un país que explotaba y estaba en llamas y había que dar una respuesta inmediata a las necesidades básicas. Cuando eso comenzó a calmarse, empezamos a desarrollar programas que tienden a dos situaciones: por supuesto, atender a la población más pobre y vulnerable, pero también dotados de un diseño en pos del futuro, dando herramientas para que el día de mañana esa población pueda autosustentarse”, grafica Szulmajster.

ANCESTROS. “Todos somos lo que somos gracias a nuestros padres y abuelos”, destaca Szulmajster, quien subraya que el respeto a los mayores es uno de los principios básicos que inspiran al pueblo judío. Ello explica en parte el porqué de la importancia conferida al programa de ayuda a sobrevivientes del Holocausto, que además de las necesidades de los adultos mayores en la Argentina, poseen una historia de vida que les marca sufrimiento, a pesar de haber llegado vivos a hoy.

“Cuando uno aprende a respetar su propia historia, aprende a respetarse a sí mismo”, afirma. En ese sentido, son muchos los valores, no sólo la pura necesidad, que hacen que Tzedaká siga trabajando por la ancianidad.

Son más de 4.000 adultos mayores los que participan en los programas.

“Es el generarles esa vejez digna y fuera de tanta necesidad lo que nos hace también a nosotros mejores personas”, destaca Szulmajster.

El programa de ayuda a sobrevivientes del Holocausto ampara a unos 480 beneficiarios, que además de su vulnerabilidad y necesidad han sobrevivido a una de las peores tragedias de la humanidad, si no la peor en absoluto. “Sin embargo, son un ejemplo de vida”, aclara.

El programa les genera un marco de pertenencia, brindándoles ayuda inmediata básica, asistencia psicológica, psiquiátrica, cuidadores, arreglos domésticos en los casos de discapacidad o falta de movilidad propia. Y numerosos talleres: idiomas, escritura, teatro, gimnasia consciente, computación. Este último es de vital importancia, ya que muchos de ellos tienen familiares en el exterior y de este modo pueden comunicarse e incluso verse gracias a las computadoras y las cámaras. El objetivo último es que tengan una vida feliz, algo que parecería imposible en una persona que ha vuelto del infierno de la Shoá, y sin embargo son felices. Prueba de ello es el segundo libro que acaban de publicar, Voces con historia – Volumen 2, en el que cuentan sus historias de vida.

“No cuentan historias de llanto”, advierte Szulmajster. “Cuentan historias de amor, de cómo hicieron sus vidas, de cómo se sintieron argentinos viviendo en esta tierra, enamorándose, teniendo a sus hijos.” La portada es una fotografía del ya fallecido Alejandro Kuropatwa que retrata flores de magnolia, un árbol considerado símbolo de memoria, sabiduría, magia y transmisión generacional y del que se han hallado ejemplares de más de veinte mil años de antigüedad.

“Esto tiene dos costados. Hay cuestiones que generan satisfacción, pero también están las que generan mucha tristeza y frustración. Pero este mundo está hecho de todo esto. No somos más que un puente entre los que deciden hacer una inversión social donando dinero, tiempo y especies para que lleguen a los que más lo necesitan. Un mundo mejor es posible, pero todos tenemos que formar parte de la solución”, concluye Szulmajster.

CÓMO COLABORAR

El 1º de junio se realizará una función especial de La Novicia Rebelde a beneficio de Tzedaká.
Para reservas, llamar al (011) 5237-4000 int. 231.
El 13 de julio se llevará adelante la comida anual en La Rural. Para reservas, llamar al (011) 5237-4000 int. 127.
Más información: 0810-8889332, (011) 5237-4000, comunitarias@tzedaka.com.ar, www.tzedaka.org.ar, Avda. Santa Fe 1821, piso 3, C1123AAA CABA.