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Claves para una vivencia interreligiosa

Tres mujeres, tres tradiciones y una única voluntad: llevar adelante una experiencia interreligiosa, en la que jóvenes judíos, cristianos e islámicos se despojen de prejuicios y trabajen por la diversidad. Así puede resumirse el proyecto Constructores de Puentes, una iniciativa de Marisa Bergman, María Eugenia Crespo y Gabriela Cholak, que acaba de concluir su trabajo de dos años con la publicación de un volumen presentado ayer en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
La iniciativa contó con la participación de la Fundación de la Amistad Argentino-Turca, la Fundación Judaica, el Museo Judío de Buenos Aires y la Iniciativa Religiones Unidas, con el auspicio de la Embajada de los Estados Unidos en la Argentina. “Salir de uno e ir al encuentro de otro es un desafío e implica un trabajo, un proceso. Ser un constructor es ser un hacedor de paz para el futuro. El objetivo de este libro es llevar ese legado y testimonio a otros sitios”, explicó Marisa Bergman, directora ejecutiva del Museo Judío de Buenos Aires.
El proyecto tuvo cuatro fases de trabajo. En la primera, los “constructores” fueron reconociendo las distintas tradiciones y credos para derrocar los prejuicios sobre sus compañeros; en la segunda, compartieron un campamento; la tercera etapa estuvo dedicada a la construcción, con los jóvenes agrupados alrededor de un proyecto conjunto; y en la instancia final se abocaron a la multiplicación de la experiencia interreligiosa en otras fundaciones o colegios.
Josefina Fernández fue una de las jóvenes que participó de Constructores de Puentes. El proyecto que eligió para concluir su paso por el seminario fue la elaboración de un calendario interreligioso con imágenes, frases y fechas correspondientes a cada uno de los credos. Los fondos obtenidos por la venta de los calendarios fueron destinados a la Fundación Locos Bajitos, una organización no gubernamental que trabaja junto a jóvenes con problemas de adicción. “Fue muy enriquecedor, no sólo porque pude conocer sobre otras religiones, sino porque supe más de la mía”, comentó Josefina. Otros “constructores” optaron por proyectos como una pizzeada interreligiosa o una charla para los empleados de la Cancillería argentina, que tuvo como fin romper prejuicios sobre el mundo islámico.
“Nos acercaron la propuesta y desde el primer momento quisimos hacer nuestro modesto aporte. Esta iniciativa es un muy buen punto de partida. De hecho, la enviada especial para combatir el antisemitismo del Departamento de Estado aseguró que podía ser un modelo en otras embajadas y países”, aseguró el diplomático Jack Dart, presente ayer en representación de la embajada estadounidense. La embajadora Vilma Martínez, quien prologó el libro, expresó, mediante una carta, que “había sido un honor compartir la visionaria propuesta de esas tres mujeres”, y el rabino Sergio Bergman, que participó del libro, envió sus saludos.