El pasado 3 de octubre, en el poblado beduino de Tuba Zangaryia un grupo de ultranacionalistas israelíes prendieron fuego una mezquita que quedó completamente destruida. Los agresores, colonos fanáticos, pintaron además graffitis xenófobos y racistas.
De acuerdo a las autoridades israelíes, se trata del mismo grupo que destruye plantaciones agrícolas palestinas y se opone a cualquier intervención del ejército israelí que intente regular los asentamientos judíos en Cisjordania (por ejemplo, la demolición de viviendas construidas ilegalmente sobre tierras privadas palestinas).
Inmediatamente, la primer plana del Gobierno israelí y referentes religiosos de esa sociedad condenaron el atentado y a los extremistas, que también son conocidos por atacar a ciudadanos musulmanes dentro de Israel.
Al igual que el Presidente de Israel, Shimon Peres, la DAIA considera este acto “contrario a la ley, la fe, la moral y el judaísmo”.
Tanto en Israel, Argentina, o cualquier lugar del mundo, actos terroristas de este tipo merecen la más absoluta de las condenas. Que sean extremistas judíos los responsables por el hecho no hace más que recordarnos que ningún grupo, etnia o nacionalidad es inmune a la peste del fanatismo, la intolerancia y el odio.
Aldo Donzis
Presidente.
Fabián Galante
Secretario General.