Con temor a un nuevo atentado racista, la policía francesa está desplegada con ametralladoras en todos los colegios, sinagogas, mezquitas y lugares de culto en el país mientras se ha puesto en marcha la mayor operación de caza de un asesino serial en Francia. Los cuatro muertos, tres de ellos chicos, de la matanza en el colegio judío en Toulouse del lunes fueron repatriados ayer a Israel y viajaron acompañados por el canciller Alain Juppe. Los tres soldados asesinados la semana pasada, dos de ellos musulmanes y uno antillano, recibirán hoy honores militares y de Estado en una ceremonia que presidirá Nicolas Sarkozy, en la ciudad de Montauban. A las 11 de la mañana, en las escuelas de todo el país, se hizo un minuto de silencio en memoria de los asesinados en esta tragedia. Las críticas llovieron sobre Sarkozy por el explícito lenguaje empleado frente a los alumnos en un colegio del parisino barrio judío de Marais para recordar a los niños muertos. Los chicos asesinados son “exactamente como ustedes”, el ataque “podría haber pasado aquí” y agregó que las autoridades harían “todo para detenerlo”, ante los ojos asombrados de los chicos y en contra del consejo de los psicólogos a la hora de usar un lenguaje tan directo para explicar a menores la tragedia.
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