EEUU denunció hoy, por segundo año consecutivo, la represión religiosa en China, Irán, y Corea del Norte, al tiempo que criticó «numerosas declaraciones antisemitas» en Venezuela y continuas restricciones en Cuba.
En su informe anual sobre la libertad religiosa en el mundo en 2011, difundido hoy, el Departamento de Estado dijo que la represión religiosa continúa en países «con Gobiernos autoritarios», a los que calificó como «violadores crónicos y sistémicos» de la libertad de culto.
Así, China, Irán y Corea del Norte continúan en la categoría de países que causan «preocupación particular» para EEUU, que además incluye a Arabia Saudí, Eritrea, Sudán y Uzbekistán.
El Departamento de Estado indicó que en el caso de China, durante 2011, «hubo un marcado deterioro» en torno al respeto y protección de la libertad religiosa en ese país. En la región autónoma del Tíbet y otras áreas tibetanas, se registraron restricciones a las prácticas religiosas, especialmente en los monasterios y conventos de monjas budistas.
«Al igual que las demás libertades, la libertad religiosa simplemente no existe en Corea del Norte», afirmó, por otra parte, el documento.
Sobre Irán, el informe destacó que el continuo encarcelamiento del pastor cristiano Youcef Nadarkhani, que afrontaba una posible ejecución «simplemente por practicar su fe».
El Gobierno iraní, además, continuó el encarcelamiento de siete líderes de la comunidad Baha’i.
El informe denuncia además una «creciente ola de antisemitismo» en el mundo, que se manifiesta a través de la negación del Holocausto, o una combinación de antisemitismo con la oposición a ciertas políticas del Estado israelí.
En Venezuela, el documento hizo mención a que «los medios oficiales publicaron numerosas declaraciones antisemitas», mientras que en Egipto, el sentimiento antiisraelí era «extenso» e incluía «retórica antisemita y negación o glorificación del Holocausto».
El Departamento de Estado publica anualmente este informe, en el que repasa la situación de las comunidades religiosas en el mundo teniendo en cuenta la persecución y la discriminación que sufren o las iniciativas y leyes desarrolladas por sus Gobiernos.