Por primera vez desde que Néstor Kirchner reclamó a Irán ante la Asamblea General de las Naciones Unidas por la causa judicial del atentado a la AMIA, las principales instituciones de la colectividad judía no fueron invitadas este año a participar del discurso presidencial ante el organismo. Así Cristina Kirchner, quien ayer sí envió señales a los Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA, que lidera Sergio Burnstein, cercano al Gobierno, para que la acompañen en su discurso ante la Asamblea, en Nueva York, el 25 de este mes. ¿La causa? El enfriamiento de las relaciones entre la mandataria, la AMIA y la DAIA, las que además fueron sumamente críticas en el viaje que con ella hicieron el año pasado. Entonces ambas instituciones criticaron el cambio de estrategia frente a Teherán , cuando Cristina ordenó que Jorge Argüello, su entonces embajador en la ONU –hoy de la embajada en Washington– que no se levantara de su silla al momento de hablar el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad. El gesto fue la respuesta del Gobierno a una misiva que a su vez había enviado Irán a la Argentina pidiendo iniciar un diálogo para resolver las diferencias por la causa AMIA y que ello se encaminara a una mejora de la relación.