A los tribunales alemanes parece resultarles difícil establecer la línea divisoria entre la Democracia en el Derecho. El ex presidente del neonazi Partido Nacionaldemócrata Alemán (NPD) Udo Voigt, ha sido condenado a una pena de diez meses de cárcel y 1.000 euros de multa, por haber hecho apología del nazismo, pero quedará en libertad condicional y su partido seguirá presentándose a las elecciones. La Audiencia de Berlín considera a Voigt culpable de glorificar en una reunión del pleno municipal del distrito berlinés de Treptow-Köpenick, en marzo de 2010, a las «Waffen SS», las temidas fuerzas de choque de Hitler. Su intervención tuvo lugar durante un acto conmemorativo de del 65º aniversario del fin del nazismo y, según la sentencia, «se trató de una provocación dirigida a lograr publicidad barata para su partido». Pero nada hace pensar que esta nueva sentencia influya en el eterno proceso de ilegalización de su partido, con 6.900 afiliados y que cuenta incluso con representación parlamentaria en dos estados federados orientales. El año pasado, tras desvelarse la existencia de una red de asesinos de emigrantes con probados nexos con el NPD, la canciller Angela Merkel se propuso impulsar un nuevo proceso de prohibición de esta formacióny presento ante el congreso de su partido (CDU) en Leipzig una moción destinada a reanudar el proceso de ilegalización iniciado en 2000 y que nunca vio la luz, rechazado por razones formales por el Tribunal Constitucional.