PRENSA

Netanyahu ganó la elección en Israel, pero la derecha pierde fuerza

El Likud, partido de derecha del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, logró ‎ayer una estrecha victoria en las elecciones legislativas de Israel, pero su margen ‎de maniobra se achica, ya que crecieron las fuerzas de centro y de izquierda.‎
Un partido centrista, liderado por un presentador de TV, fue la sorpresa de todos ‎al obtener la segunda posición. ‎
La lista conjunta formada por el Likud de Netanyahu y el partido Israel Beiteinu de ‎su ex ministro de Relaciones Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, ‎sumaba 31 escaños de los 120 del Parlamento unicameral israelí, 11 menos que ‎en la cámara saliente, según sondeos de boca de urna.‎
El partido centrista y laico Yesh Atid, lanzado hace un año por el ex periodista y ‎conductor de TV Yair Lapid, sorprendió al imponerse como la segunda formación ‎del país con 18 ó 19 diputados, justo delante del Partido Laborista (17), según los ‎sondeos.‎
Detrás llegaban los aliados naturales de Netanyahu. Hogar Judío, formación ‎ultranacionalista religiosa que representa a los colonos y está dirigido por Naftali ‎Bennett, obtuvo 2 escaños. El ultraortodoxo sefardí Shas lograría entre 11 y 13 ‎bancas, mientras que el ultraortodoxo askenazi Judaísmo Unido de la Torá ‎obtendría seis.‎
Hatnuá, el nuevo movimiento centrista de la ex ministra de Relaciones Exteriores, ‎Tzipi Livni, que hizo campaña para que se reanude el proceso de paz con los ‎palestinos, obtendría 7 escaños, mientras que Meretz (izquierda) lograría 6 ó 7 y ‎los partidos árabes, entre 8 y 11. En total, el bloque de derecha formado por el ‎Likud-Israel Beiteinu, los partidos religiosos y Hogar Judío dispondría de una ‎pequeña mayoría de 61 ó 62 diputados y la centroizquierda entre 58 y 59, según ‎los sondeos.‎
A pesar de este decepcionante resultado, Netanyahu agradeció a los israelíes por ‎haberlo reelegido. “Es claro que los israelíes decidieron que quieren que siga ‎siendo el primer ministro y que yo forme un gobierno lo más amplio posible”, dijo ‎por Facebook. “Los resultados que se delinean representan una gran ocasión para ‎realizar muchos cambios a favor de todos los ciudadanos. Esperamos muchos ‎desafíos. Comenzaré esta noche los esfuerzos para formar un gobierno lo más ‎amplio posible”, agregó.‎
Las declaraciones reflejan que se impone la política de las alianzas sobre una ‎elección que mostró un país dividido. La coalición indispensable para formar ‎gobierno y la promesa de que sea amplia suponen negociaciones y compromisos, ‎exactamente lo contrario de lo que se esperaba de Netanyahu, que en toda la ‎campaña pidió un liderazgo fuerte con una nación detrás de él para afrontar los ‎numerosos desafíos que esperan a Israel.‎
Comentaristas estiman que Netanyahu no tendrá “otra opción que la de proponer ‎uno de los tres grandes ministerios –Defensa, Relaciones Exteriores o Finanzas– a ‎Yair Lapid”, para incorporar a alguien de centro. Netanyahu lo llamó por teléfono ‎anoche.‎
La tasa de participación fue de 66,6%, en leve alza con respecto a las legislativas ‎de 2009 (65,27%).‎
A la 8.30 de la mañana, ya se percibía el movimiento en la escuela Bavli en el ‎barrio del mismo nombre en el norte de Tel Aviv. ‎
Guidón, un hombre de unos 40 años, salía de un auto con tres niños en el asiento ‎trasero y buscaba dónde votar. “Siempre salimos de paseo en el día de ‎vacaciones que nos ofrece las elecciones. Pero esta vez decidimos primero votar ‎y solo después salir al norte”, dice Guidón a Clarín. Después de votar, corrió a ‎reemplazar en el coche a su mujer, para que también ella pueda sufragar, con ‎uno de los chicos en brazos. “Para que aprenda”, dijo antes de pasar perderse ‎detrás del biombo que ocultaba las papeletas de más de 30 partidos.‎
En horas de la tarde, Guidón Saar, hijo de argentinos, ministro de Educación y ‎jefe del día de las elecciones por parte del la lista oficialista, había declarado a la ‎televisión israelí: “Estamos preocupados por el alto porcentaje de votantes en ‎zonas proclives a la izquierda”.‎
La nueva administración deberá lidiar con el programa nuclear iraní, las presiones ‎para reanudar las negociaciones con los palestinos y adoptar un plan de ‎austeridad para detener el déficit fiscal.‎
En una primera reacción palestina, el negociador Saeb Erakat declaró a la AFP ‎que, “sea cual fuere la naturaleza de la coalición gubernamental, debe querer la ‎paz y seguir el camino de una solución con dos Estados para restaurar la ‎credibilidad del proceso de paz”.‎
Unas horas antes la Casa Blanca había reafirmado su apego a una “solución con ‎dos Estados” en el conflicto israelí–palestino, pero añadió que esperaba ver cómo ‎el nuevo gobierno israelí va a encarar el tema.‎