En desafío al intento del Gobierno de silenciar su informe y flanqueado por el presidente de la DAIA Julio Schlosser y otras autoridades de la dirigencia judía local e internacional, el fiscal especial para la causa AMIA-DAIA, Alberto Nisman, ratificó ayer sus sospechas contra Irán en el atentado ocurrido contra la mutual hace casi 19 años, que dejó 85 muertos. Fue durante su intervención en el Congreso Judío Latinoamericano, en el que expuso sobre su dictamen en el que denunció una presunta infiltración de una «red terrorista» encomendada por el Gobierno iraní en países de Sudamérica. «Determinamos que la AMIA-DAIA no fue un hecho aislado, sino que hubo una infiltración de Irán en toda la región», sostuvo Nisman, al refrendar el dictamen que presentó ante la Justicia en mayo pasado. En esa línea, Nisman explicó que Teherán trazó un plan en el que estableció «bases de inteligencia», con el fin de «cometer, fomentar y patrocinar actos terroristas». Y puntualizó que en el caso de Argentina, «el atentado se cometió como represalia de la suspensión de un acuerdo de energía nuclear».
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