Un reconocimiento a la familia Grimoldi por la solidaridad que Alberto Enrique fallecido en 1953 y presidente en aquel momento de la fábrica de calzado tuvo con Liselotte Leiser y sus padres, alemanes judíos víctimas del nazismo, se llevó a cabo ayer en la AMIA. La historia hasta hace poco ca- si desconocida fue publicada por Clarín el 24 de agosto. Los Leiser eran dueños de una cadena de zapaterías en Alemania; Grimoldi los visitó durante un viaje que realizó en los años 30 para interiorizarse de algunas técnicas innovadoras de venta de zapatos que utilizaban.uando Hitler dominó el país, los Leiser vivieron años de espanto y Grimoldi los ayudó a conservar en la Argentina dinero que ellos le giraron, además de aceptar, nominalmente, la titularidad de otra zapatería que la familia tenía en Holanda para que no fuera expropiada. Liselotte Leiser y sus padres que sobrevivieron durante el nazismo en un campo de internamiento pero no de exterminio porque habían logrado comprar unos pasaportes de Costa Rica se vieron obligados a un oscuro periplo. Durante el acto, las autoridades de la AMIA señalaron que conocieron esta historia a través de Clarín y que les parecía esencial reconocer la valentía de Grimoldi. Agregaron que propondrían al Estado de Israel que un árbol del Bosque de los Justos que rodea el museo del Holocausto en Jerusalén lleve su nombre. Alberto Enrique Grimoldi falleció joven, en 1953. Esto significó que durante muchos años se perdiera el contacto entre su familia y los Leiser. Hace poco tiempo, Liselotte sintió la necesidad de contarle a los hijos y nietos de Grimoldi acerca de sus valores y de su integridad y retomó un vínculo que sólo habitaba en la memoria.