Una de las cualidades que gran parte de la humanidad percibió en el papa Francisco es la coherencia de su personalidad y su fiabilidad. Se puede coincidir o disentir de él, pero siempre se tendrá delante una persona de una sola pieza y un único discurso. Conozco a quien hoy es la máxima autoridad de la Iglesia Católica Apostólica Romana desde la década del 90, cuando ejercía distintas funciones en el Arzobispado de Buenos Aires, y finalmente como arzobispo de la ciudad. Durante todos estos años me ha demostrado un profundo compromiso con la letra y el espíritu que imprimió el Concilio Vaticano II en sus definiciones de las relaciones con los judíos, manifestadas claramente en el capítulo 4 de la famosa declaración Nostra Aetate. Ver Nota Completa en: http://www.lanacion.com.ar/1693086-francisco-llega-a-una-tierra-que-quiere-paz
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