Ofuscado porque no podía circular con su bicicleta debido a que la comunidad judeoargentina realizaba un acto en repudio al secuestro y posterior asesinato de tres adolescentes israelíes, el 1° de julio, a las puertas de la AMIA, un porteño de unos 35 años no tuvo mejor idea que gritar “¡Heil Hitler!”, lo cual generó que un espectador que lo escuchó discutiera con él y efectuara la denuncia pertinente. Meses después y “en el marco de una mediación penal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se llegó a un acuerdo para suspender el proceso, teniendo que cumplir el denunciado una visita guiada al Museo del Holocausto para que entienda lo grave que es una expresión de esa naturaleza y cómo se siente en el alma y el sentir de un judío”, explicó Alejandro Broitman, abogado querellante en la causa, mientras se cumplimentaba el procedimiento. “Les agradecemos a Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y presidente del Museo del Holocausto, que ofreció su entidad para este acto de esclarecimiento, y a la DAIA, que está fiscalizando el proceso”, agregó el letrado.
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