PRENSA

El fiscal de la República. Por Jorge Knoblovits, secretario general de la DAIA

Hay acontecimientos en la vida republicana argentina que marcan el fin de una era, de un estilo. Son marcas que tenemos tatuadas sin percibirlas, marcas de convivencia. En 1982 ha sido la guerra de Malvinas. La dictadura más sangrienta de América Latina no cayó por sus asesinatos más aberrantes. Su fin de ciclo aconteció luego de la alocada desventura bélica, una guerra que fue festejada por muchos, muchos más de los que imaginábamos, en la Plaza de Mayo, dando vivas a los militares asesinos. Asesinos fueron tanto por la muerte sembrada en su conducta represiva como al mandar a una generación a la muerte en la guerra contra Gran Bretaña. En el 2002 ha sido la crisis económica más recesiva de la que tengamos recuerdo. El fin de un festival de endeudamiento, de una paridad monetaria ficticia y de una era de privatizaciones salvajes sin el mínimo resguardo del marco regulatorio y violando toda normativa o, en todo caso, forzando el marco del Derecho hasta un límite perverso. Ahora es un 18 de enero de 2015. Durante la madrugada me notifican sobre un “incidente” en la casa del Fiscal Alberto Nisman, Fiscal especial de la Causa AMIA-DAIA, Fiscal a cargo a cargo de un equipo de 40 personas de la Fiscalía Especial. Me lo notifican en mi carácter de Secretario General de la DAIA. Ver Nota Completa en: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/10/actualidad/1423533890_171735.html