Quienes creemos que el antisionismo y el antiisraelismo son formas contemporáneas de antisemitismo -meros reciclajes posmodernos de un odio añejo que, a diferencia de un buen vino, el paso del tiempo simplemente lo empeora- debemos distinguir entre la legítima crítica política a Israel y la ilegítima crítica antisemita a Israel. Usualmente, tenemos que presentar ejemplos, algunos descarnados, otros sutiles, para validar nuestra tesis, apelar a distinciones teóricas, cuidarnos de las generalizaciones y más regularmente que no, deber refutar algún típico contraejemplo que no hace más que confirmar la regla. A veces, no obstante, en un rapto de sobre-entusiasmo antijudío, son los propios antisemitas los que nos regalan un caso de esos que se tornan al instante en paradigmáticos. El pasado mes de agosto, el movimiento BDS nos ofrendó un modelo que ya puede ser visto como un clásico del género. El hecho sucedió en el contexto de un encuentro internacional de reggae en España. Ver Nota Completa en: http://www.daia.org.ar/2013/noticia.php?id=10010#.VrIxmU_vS9h.