La muerte del Fiscal Alberto Nisman, a cargo de la Unidad que investigaba el atentado a la Amia de Buenos Aires acaecido en 1994, representa una tragedia para los propios familiares del Fiscal, para las familias que perdieron a sus hijos, hermanos y padres en el atentado, para la Comunidad Judía y para todos los habitantes de la República Argentina.
Este desgraciado hecho solo pudo ocurrir dentro de un proceso de décadas de decadencia moral, de un republicanismo degradado y de una democracia populista que, mediante la generalización de actos de corrupción y abierta complicidad con el poder, ha logrado para la Nación un claro y estrepitoso descenso mundial en la valoración ética, social y económica que detentaba muchos años atrás.
La fuerza moral, que es lo contrario de la anomia en la que vivía la Argentina hasta hace poco, se manifiesta mediante tres elementos básicos: la esperanza, la libertad y la justicia.
El Fiscal Nisman tenía la esperanza de llevar a buen término su investigación de una década y se la quitaron de la forma más horrible.
Creía firmemente en la libertad dedicando todas sus energías y capacidades para trabajar en el “Caso AMIA” y acusar a los instigadores de los 85 asesinados y los centenares de heridos.
Apostaba sin prejuicios por la justicia preparando un expediente de 300 páginas con mil escuchas y pruebas a fin de entregarlas al Juez correspondiente con el objeto de comenzar con las declaratorias, testificaciones e indagatorias respectivas.
En el año 2011 fueron furtivamente elaboradas las condiciones para deslindar a la República Islámica de Irán (acusada por Nisman) de sus responsabilidades criminales en el atentado, situación descubierta y hecho pública por el extraordinario periodista ya fallecido Pepe Eliashchev Z”L (q.e.p.d.).
En el año 2013 se firma el nefasto “Memorándum de Entendimiento” entre Argentina e Irán por el cual serían nombrados “dos de cada país, cinco veedores y un jurista por ambos. O sea, es todo el piripipí este” (escuchas del equipo Nisman).
La gran mayoría de la Comunidad Judía organizada (AMIA-DAIA-OSA-FACCMA) exigió al Ejecutivo y al Legislativo Nacional la no convalidación del Memorándum ya que todo indicaba que era absolutamente inútil y de aplicación imposible y a pesar de ello fue aprobado por el oficialismo de aquel entonces y sus satélites.
El Fiscal Nisman volando cada vez más alto, se había acercado demasiado a un cuarto principio moral que es la verdad y como en el mito de Ícaro, que fuera incinerado por su atrevimiento y su empuje, una bala terminó con su joven vida a los 51 años de edad.
Resumiendo información periodística se sabe que se abrió un sumario administrativo contra toda la custodia pues la responsabilizan de un aparente “relajo” en las medidas de seguridad que hizo que Nisman estuviera solo sin policías en su departamento, el palier, las cocheras y el lobby del edificio durante un larguísimo período de tiempo.
La Asociación de Fiscales pidió ser querellante pues sienten que todos los fiscales deben colaborar, por el bien de ellos mismos, en el desarrollo de la causa.
Asimismo fue imputado a la causa el empleado de la fiscalía del Dr. Nisman, Diego Lagomarsino, el dueño de la pistola utilizada y hallada al lado del cuerpo del Fiscal.
El Gobierno dijo entonces “suicidio” y a los tres días del luctuoso suceso se desdijo y anunció que fue “asesinado”. ¿Por qué? “Pegamos el volantazo pues nadie (80%) creía que el tipo se había suicidado. No tenemos convicciones; tenemos pura desesperación”, se confesaba un parlamentario con un cronista. (Jorge Fernandez Diaz – La Nación – 25/1/15).
Una noticia desagradable fue la que informa que el periodista Damián Pachter, quien dio la primicia de la muerte de Nisman, dejó el país por temor luego de recibir avisos de que su vida “corre peligro”, habiendo comprobado antes que “lo estaban siguiendo y le habían pinchado los teléfonos”. “No piensa volver a la Argentina por ahora”. (La Nación – 25/1/15).
“Espías y políticos corruptos vienen formando desde hace años un tenebroso matrimonio, una nueva oligarquía que en sus guerras intestinas conduce a la sociedad al reino del terror; la antítesis de la Democracia.