PRENSA

Para la empleada de Nisman, hubo alguien más en el Le Parc: «La ropa arriba de la cama no la puso él»

Dos años pasaron para que una de las personas que más trato cotidiano tenía con Alberto Nisman en los días previos a su muerte se decidiera a hablar públicamente y advertir que había sugestivas alteraciones en la escena que apareció muerto el fiscal. Se trata de la empleada doméstica de Nisman, Gladys Gallardo, una de las pocas personas con las que el letrado se comunicó para avisarle que iba a regresar sorpresivamente de Europa. Por supuesto, ella no sabía que su vuelta tenía el propósito de denunciar a la entonces presidenta Cristina Kirchner. Gallardo describió a Nisman como «un hombre sumamente perfeccionista y ordenado, todo tenía que estar limpio y en su lugar, tenía planes para todo, todo estaba planificado y tenía una rutina muy bien armada». Entrevistada en Cámara del Crimen, la mujer advirtió que observó «cosas raras» en las cintas de seguridad que tomaron los peritos.