El renombrado artista sanjuanino de reconocimiento internacional y creador del Memorial del Holocausto en San Juan, Mario Pérez, dialogó con Revista Compromiso.
COMPROMISO: -Eres un artista sanjuanino de renombre mundial. ¿Cómo vives ello?
MARIO PÉREZ: De manera simple, trabajando, siempre me sentí un obrero del arte. Soy muy metódico con horarios y esquemas de entrega. Siempre fui ordenado, es una de las tantas llaves que me dan tranquilidad. La relación con el entorno, noto que con los años fue cambiando, la gente tiene más información sobre mí, por los medios por donde uno anda, y me gusta conocer otras miradas otros comentarios. El sanjuanino es muy respetuoso y valora los esfuerzos, eso es bonito.
C: -De niño te apodaron “el dibujito”. Cuéntanos un poco de tu infancia y del nacimiento de esta vocación.
M.P.: Hoy estoy más convencido de que el artista que hay en mí vino desde la cuna, un don por el cual le agradezco a Dios. Cuando niño fue difícil entenderlo, yo sufría en parte, tenía momentos de dispersión que no comprendía en esas edades tempranas,era muy distraído lo cual provocaba que me costara meterme en la dinámica de los juegos, o de lo que fuese. Siempre estaba volando y los niños no entendían eso. Yo entraba en contemplaciones que me maravillaban, y me hacían muy feliz, una nube de forma rara, un atardecer que bañaba todo el paisaje con sus sombras coloreadas, la llegada de la primera estrella, el vuelo de las golondrinas que se encontraban tan arriba en el cielo y sentía envidia de no poder volar con ellas, de vez en cuando esas cosas aún me suceden. En esa etapa de mi vida solía dibujar eso en papeles en la tierra con alguna piedrita filosa, estaba maravillado por el mundo, en otras palabras no me integraba a los grupos y me llamaban “el Dibujito”.
C: -Rusia, Colombia, Estados Unidos, Argentina entre otros lugares donde has exhibido. ¿Te sientes un consagrado? ¿Te afecta la fama?
M.P.: Es todo un tema. La realidad es que uno tiene proyección internacional al exponer fuera del país, pero siendo realista y frio, ya en un contexto mundial, mirando cómo se mueve y cómo te catalogan, yo sería un artista latino, el cual está saliendo de la línea de maestros emergentes, y aun peleando por una consolidación a otro nivel. Esa sería una descripción más correcta, que en realidad no me afecta en mi vivir y tampoco en mis sueños, al mundo le gusta catalogar y ponerte aquí o allí, como en una repisa, colocarte un precio, entre otras cosas. El único artista internacional de Sudamérica aún vivo es el maestro Botero, que tiene muestras en los museos de todo el mundo, el cual está consagrado y figura en todas las bibliotecas especializadas. Esto nos ayuda a todos los artistas figurativos de la región, que estamos en el realismo mágico. Son caminos largos y difíciles de recorrer, y si miro para atrás, me doy cuenta que me llevó mi vida estar donde estoy.
C: -Mark Twain escribió un cuento donde ironiza acerca del destino habitual de muchos artistas. Imagina una situación donde tres amigos pintores fingen la muerte de uno de ellos para que sea consagrado póstumamente y entre los tres puedan repartirse en vida los beneficios económicos del reconocimiento tardío de uno de ellos. ¿Hay Van Goghs modernos?
M.P.: En este mundo global, cuando te comienzan a conocer, te consagras aún más (no es mi caso). Consagrarse conlleva estar requerido por todas las bienales del mundo, pedido por todos los museos de los países, entre muchas otras cosas. Lo que pintes en este global mundo artístico es poco. Al morir si pintaste 1.000 obras, éstas subirán porque ya no vendrá la 1.001, leyes del mercado. Te imaginas que uno se encuentra en otro andarivel. Yo pienso en mi obra como una forma de poder expresarme mejor, ser cada vez más fiel, representar mi momento y ser un hombre de este siglo con todas las modificaciones de la vida misma; uno realiza estas transferencias a la obra. Los nuevos valores artísticos nacen todos los días, la pintura de caballete nunca morirá.
C: -Creatividad y oportunidad. ¿Van de la mano? Vale decir, ¿es la creatividad o el talento elemento suficiente para triunfar en el mundo del arte?
M.P.: Creatividad y talento. El ideativo toma del creativo, todo es válido
ya que el sol sale para todos en este mundo. Lo que mi experiencia visual me indica, y no lo podré explicar cabalmente debido a que es algo extraño, es que las obras hablan solas con su código visual y algunas tienen un “gran plus”. Esto tiene que ver con lo verdadero, con lo esencial, con lo original y lo único, con la energía de vida que emite, podríamos decir, “un no sé qué, de qué sé yo”, un misterio. La buena obra se destaca sola no necesita de presentación. Y eso lo consigue solamente el talento, lo demás en la carrera es gestión, suerte, estrella y sí, mucha voluntad, además de fe en lo de uno, locual forma un hermoso cóctel.
C: -Cuando visité San Juan tiempo atrás, quedé impactado por el monumento al Holocausto que has diseñado y armado. ¿Cómo fue tu acercamiento a la historia de la Shoá y cómo has logrado reflejar tan fielmente los horrores de esa época negra?
M.P.: Soy una persona sensible y siempre esa parte de la historia me llamó la atención –“el hombre fagocitado porel hombre”-. Es muy duro de entender, más aún por los misterios que encierra la vida. Uno podría haber nacido en esa época u otra, en un entorno u otro de familia y así sucesivamente. Siempre será un misterio que no comprendo ni entenderé, desde mi perspectiva humana y espiritual, todos estos horrores. Siempre tuve amigos en la colectividad judía, que cuando fui grande también me ayudaron, y soy agradecido cuando Leonardo Siere (presidente de la Sociedad Israelita de San Juan) me lo propuso, ante esto yo acepté. Es una experiencia dolorosa para uno que tiene esa sensibilidad. Estaba deleitado por el proyecto, pero al adentrarse a mirar y ver, uno se da cuenta que aún hay gritos y sufrimiento; yo solamente quise expresar desde mi entendimiento algo que fuese visualmente entendible, para que esto no ocurra nunca más con nadie en este mundo.
C: -¿Qué has sentido al terminar ese monumento de recordación? ¿Cómo sientes que lo ha experimentado la sociedad sanjuanina?
M.P.: Es raro pero sentí una energía de trabajo muy distinta que no la puedo definir, en relación a otros trabajos. Tenía el deseo de expresar lo justo, ser el vocero visual de los que no pudieron expresarse, en eso también jugó lo estético, el entorno, el anhelo de que el espectador se adentrara en un sitio para la reflexión de la problemática expuesta. He hablado mucho con gente de distintos niveles culturales y económicos, de diferentes edades, también con parroquianos, y en definitiva lo que más me gustó es que en su mayoría los comentarios son de aprobación, quedan enmudecidos preguntándose si pueden caminar por esas huellas, hasta dicen que hay una vibración que te lleva al respeto, una extraña experiencia contemplativa. Han pasado ya muchos días, y nadie dejó un graffiti o algo parecido. Bueno en realidad sí hay uno solo, en un banquillo, y es un graffiti de amor, una declaración de amor.
C: -¿Cómo ves el estado del arte en la actualidad?
M.P.: En la actualidad conviven muchas líneas de expresión, varios paradigmas, las vanguardias en un momento marcaban como un compás musical, dándole lugar a otra vanguardia en un margen de tiempo más o menos importante, arte, filosofía de la época, etc. Todo jugaba, hoy ante tanta tecnología tanto conceptualismo, y otros movimientos, la gente se maravilla y muere por meter las manos en la tierra y caminar descalzo, volver a las fuentes, a los meandros de los hombres de las cavernas. El buen dibujo, la buena composición: hay un deseo de ser un tecnológico pero con cable a tierra.
C: -Algunas vanguardias entienden al arte como provocación. Tu opinión sobre ello por favor.
M.P.: Lo grotesco, el desparpajo, el deseo de herir al otro visualmente o a través de cualquier otra forma de expresión -ya sea musical, escrita, entre muchas más- está en la sociedad. Seguramente este comportamiento es entendido por sociólogos o psicólogos. El grito está en el ser humano como un virus que si se despierta es aterrador, yo no estaría en condiciones de expresar nada sobre esto. Ni los distintos motivos que lo originan; hay que estar atento, no es lo mío. Me defino como alguien que sabe dónde vive, en la tierra del barro y mirando siempre a las nubes, amo la existencia y el respeto a la naturaleza, al prójimo, a lo creado. Soy un idealista utópico.
C: -Yo soy autor de un libro sobre Richard Wagner, un compositor colosal y a la vez un ser humano despreciable. He reflexionado sobre el creador y la persona. ¿Crees que es posible separar al artista de su obra?
M.P.: Son conceptos que van de la mano, uno no vive sin el otro, en uno mismo está esa convivencia, como dice esa frase hecha: “ángel y demonio”. En mi caso yo siempre sentí que no abandoné el barrio, me siento uno más, tengo mis amigos de siempre, me encantan los lugares comunes, y también paso malos y buenos momentos, de arte charlo poco, son temas elitistas que a pocos les interesa, digamos no con la pasión que uno siente, pero sé que en mi interior tengo un artista que convive, que es veedor de su entorno, que toma de ahí la existencia misma, que se expresa y que cuando termina una obra sé que está tocando notas altas. Un misterio. ¿Puede llamarse dual? Quizás sí. En el caso de Wagner, quizás era un carcelero de su propio genio, y un carcelero feroz.
C: -¿Qué consejos les darías a pintores jóvenes? Y también, muy a futuro desde ya: ¿Cómo te gustaría que tu obra sea recordada?
M.P.: Consejos: voluntad, orden de trabajo, y fe, mucha fe, aplicar el método lupa que consiste en concentrar todas las energías en un punto, toda la fuerza en un minúsculo punto, y las cosas suceden. Es cierto y sabido que en estos tiempos modernos en que vivimos, hay que hacer y converger otras habilidades de encare, pero a pesar de eso es más fácil que antes, donde tenías que viajar para ver. Esto era muy importante ya que había que observar para ser más certeros. Era todo a pulmón, muy costoso y difícil. Internet es una gran arma para utilizar y saber que la silla que dejas vacía, alguien diferente la ocupará. Si realmente es tu sueño alcanzar este formato de existencia, quizás no seas Van Gohg, pero vivirás del arte y eso ya es bendito, hacer lo que te gusta y vivir de ello. Eso sí, a veces el arte te pide todo tu existir.