La DAIA y el Museo del Holocausto de Buenos Aires conmemoraron el Día del Holocausto y del Heroísmo, en el 81° aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia. Frente a más de dos mil personas, el director de orquesta Ángel Mahler presentó una obertura musical dedicada a las víctimas de la Shoá y a las personas asesinadas el 7 de octubre en el ataque terrorista contra el Estado de Israel.
El acto central contó con la presencia del presidente de la Nación, Javier Milei; sobrevivientes del nazismo, familiares de personas secuestradas por Hamás, autoridades nacionales, provinciales y municipales, jueces, referentes políticos, diplomáticos, representantes de distintas confesiones religiosas, dirigentes comunitarios, entre otros.
En este marco, el cantante Juan Rodó interpretó el Himno Nacional Argentino y Hatikva, el himno nacional del Estado de Israel, acompañado por la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional José de San Martín y al Coro Polifónico Nacional.
En el inicio del acto los sobrevivientes del horror nazi Mariette Diamant, Hélène Gutkowski, Claudia Piperno, Ruth Marshal, Josette Laznowski y Eva Dicker, encendieron seis velas en memoria de las 6 millones de víctimas. Néstor y Dana Chimiel, tío y prima de Iair y Eitan Horn, quienes aún se encuentran cautivos en Gaza, encendieron una vela en recordación de las personas masacradas por el grupo terrorista en octubre pasado.
En su alocución, el presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, recordó que «la Shoá no es un tema judío. Es un infierno abierto en el corazón de la historia», y agregó que «como en un siniestro dejá-vu, el mundo acaba de presenciar, azorado, la masacre del 7 de octubre».
«Quien se desentiende del espanto está enarbolando esa indiferencia cómplice, esa supuesta neutralidad que lo deshumaniza y lo pone del lado de los asesinos. Quien no levanta la voz y no se pone del lado de las víctimas, multiplica el crimen. Es peor todavía, porque ignora, irresponsablemente, la amenaza que está sobre su propia cabeza», afirmó el titular de la entidad representativa de la comunidad judía argentina.
Por su parte, el presidente del Museo del Holocausto, Marcelo Mindlin, ratificó «en este año tan difícil, que el Museo invita nuevamente a todos y cada uno de ustedes a realizar acciones en conjunto con cada una de las organizaciones que representan, para concientizar, para educar y para fortalecer los vínculos con todos los ámbitos de nuestra sociedad. Todos podemos hacer algo. Muchos ya lo están haciendo. Otros se han sumado en el camino. Hay mucho por hacer. Lo único que no podemos hacer, es no hacer nada. Aquí estaremos para multiplicar los esfuerzos de manera coordinada, porque las circunstancias así lo exigen».
Durante el acto, el actor Franco Rovetta realizó una performance en homenaje al artista Marcel Marceau, «el mimo más famoso del mundo», recordado por haber salvado a cientos de niños durante la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, el sobreviviente Pedro Roth, artista plástico, fotógrafo y realizador cinematográfico nacido en Budapest, compartió su historia y el significado que el arte tiene para su vida.Roth subrayó que «el arte y la cultura son herramientas que me han dado la posibilidad de relatar, de vivir. A través de mis pinturas puedo contar, relatar lo sucedido. Una forma de descarga a través de lo que recuerdo. Un puente entre ese pasado y este presente. Quiero dejar un mensaje de recuerdo y resistencia. En estos tiempos del mundo tan sensibles para el pueblo judío, estar acá hoy es un acto valiente e imprescindible. Recordamos hoy a las víctimas y a los sobrevivientes que, con sus historias, mantienen viva la memoria para que nunca vuelva a suceder». Al finalizar su discurso el artista firmó uno de sus dibujos en el escenario.
En el último discurso, Javier Milei destacó que “cuando se libra una batalla entre el bien y el mal, entre la libertad y la opresión y entre la civilización y la barbarie, tomar partido no es una opción entre otras sino una obligación moral. Hoy estamos aquí para recordar quizás la tragedia más grande de la historia de la humanidad”. Y agregó: “Dios no va a aceptar justificación en su juicio único, no nos va a juzgar por lo que creíamos, sino por lo que hicimos. Denunciar el terrorismo islámico es una obligación. El flagelo del terrorismo islámico sobre Israel y sobre el pueblo judío no es un problema ajeno a nosotros, los argentinos. Esto nos afecta de forma directa, primero porque 21 argentinos fueron asesinados por Hamas en aquella jornada trágica. 20 argentinos más fueron secuestrados y hoy, a 7 meses del atentado, hay al menos 8 compatriotas, para quienes seguimos desconociendo si están aún entre nosotros o han pasado a otra vida”.
Rotundamente, el presidente de la Nación advirtió que “la intención de Hamas el 7 de octubre fue la misma que la de los nazis, asesinar directa y deliberadamente gente inocente” y que “no hacer la vista gorda es la única manera de que la Shoá no se repita”.
La ceremonia finalizó con el cuadro musical Habaita («A casa» en hebreo), y el Himno de los Partisanos.