Este tipo de expresiones no solo resultan ofensivas y profundamente irresponsables, sino que también contradicen la definición de antisemitismo establecida por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), adoptada oficialmente por la República Argentina y por ambas Cámaras del Congreso Nacional en el año 2020.
Banalizar el Holocausto no es una opinión: es una forma de violencia simbólica que niega el sufrimiento de millones y alimenta discursos de odio.